Emilio RenteriaFue un clásico para no olvidar, futbolísticamente los locales fueron superiores al rival, que solo se acercaron en un par de ocasiones con real peligro al arco de Gastón Monzón.

En las tribunas los típicos cánticos de las barras, apoyando a su respectivo equipo y burlándose del rival.

Lamentablemente los iquiqueños en un acto deplorable, mostrando no saber perder, se descontrolaron y comenzaron a emitir insultos racistas contra el venezolano Emilio Rentería.

El partido fue dirigido por el árbitro Julio Bascuñan, de regular desempeño.

En lo futbolístico, San Marcos desde el inicio dominó las acciones, mostrando que de local es fuerte en el Carlos Dittborn.

Corría el minuto siete, y Boris Rieloff detieen el balón con la mano, evidente penal que el árbitro no dudo en cobrar. La responsabilidad la tomó Kevin Harbottle, que lamentablemente tira colocado con poca potencia y el meta Rodrigo Naranjo logra desviar el tiro. Minutos más tarde Nicolás Medina ingresa al área por la banda izquierda, dispara con potencia y el balón golpea en un vertical.

San Marcos logra marcar la diferencia en el primer minuto de adición. Kevin Harbottle centra al área y Emilio Rentería desata la locura en el Carlos Dittborn. Como de costumbre el venezolano fue a celebrar con su típico baile frente a la tribuna oficial, lugar donde están sus amigos y familiares de los demás jugadores. En ese momento la hinchada visitante sacó lo peor de su idisioncrasia, no encontraron nada mejor que insultar de forma racista al venezolano, con gestos que apoyaban sus gritos. Al ver esto, el goleador se gira hacia ellos molesto y se pone las manos en las orejas y cara para mostrar su descontento y callarlos. Esta actitud, de una manera inexplicable y sin fundamento fue tomada por los dirigentes, jugadores y cuerpo técnico de Deportes Iquique, como un gesto de provoación de parte de Emilio Rentería, lo que no saben los forasteros, es que el venezolano siempre celebra su goles en el mismo sector.

El árbitro Julio Bascuñan detuvo el partido un par de minutos, para que por altoparlantes se advirtiera que si la barra visitante seguía con los dichos racistas, se suspendería el partido.

En el segundo tiempo, el dominio local siguió en la cancha, los ariqueños eran claros dominadores, pero como de costumbre no podían plasmar la supremacía en goles.

Inexplicamente los inadaptados de la barra iquiqueña siguieron haciendo gestos y ruidos en contra de Emilio Rentería cuando éste tocaba el balón y los insultos no paraban.

El árbitro se hizo el desentendido por un momento, pero el tema no daba para más, y cuando el cronómetro marcaba los setenta y un minutos de juego, suspende el cotejo por actos racistas en contra del goleador celeste.

Los hinchas visitantes, disconformes con la medida, las emprendieron con el estadio, y a vista y paciencia de carabineros que los custodiaban, rompieron butacas y casi botan una reja que estaba en lo más alto de su sector de galería, actos delincuenciales que deben erradicarse del fútbol y deben ser sancionados con la pena máxima.

En camarines el caos fue peor, en un claro afán de disminuir su falta, todos los iquiqueños se cuadraron con el mismo discurso, culpando a Emilio Rentería por provocador y exigiendo que el partido se siga jugando.

En unas declaraciones para el bronce, el presidente de Deportes Iquique defendió lo indefendible y acusó también a los ariqueños de xenófobos por los cánticos hacia su equipo, vergonzoso y sin argumento dijeron que apelarán en ANFP.

Partido suspendido que el ente rector del fútbol chileno debe determinar si los minutos restantes se deben jugar o se da por terminado el partido con triunfo para San Marcos de Arica.