Una de las medidas de prevención que ha resultado más efectiva para evitar el contagio de COVID-19 es el aislamiento o distanciamiento social; es decir, permanecer al interior de nuestras casas, evitando las salidas al mínimo necesario.
Esta medida, aun cuando sabemos que va en beneficio de toda la comunidad, implica un drástico cambio en nuestros estilos de vida, constituyéndose como una situación potencialmente estresante, pues genera temor e incertidumbre al no saber por cuánto tiempo se prolongará.
Lo anterior, nos pone en un estado de “hiperalerta” frente a lo que va ocurriendo a nuestro alrededor, generando que la adaptación a esta nueva situación sea todo un desafío, pues pone a prueba los recursos que tenemos para hacer frente -entre otras cosas- al estrés, aburrimiento, frustración y falta de interacción con otros.
Para las psicólogas de la Oficina de Buen Trato de Junji Arica, Alejandrina Farías y Paola Frugone, estos factores impactan de manera diferente a las personas, generando malestar psicológico, cuya expresión es tan variada como la naturaleza humana, pudiendo incluir irritabilidad, angustia, dificultades para dormir, entre otros.
En este contexto, proponen afrontar el distanciamiento social y sus consecuencias, desde tres ámbitos distintos: los pensamientos, las emociones y las acciones, pues cuidar al que cuida, impacta positivamente en todos los niños y niñas.
En cuanto a los pensamientos sostienen que inciden directamente en los estados emocionales, pues tiñen de distintos “colores” la forma en que nos sentimos. “pensamientos fatalistas o ideas irracionales pueden llevarnos a estados emocionales de mucha angustia o temor. Te sugerimos monitorear lo que piensas, compartir con otros tus ideas y contrastar tus pensamientos con información concreta. Intenta ser consciente del tono emocional que surge a partir de tus pensamientos, te permitirá buscar estrategias para modificarlos. Técnicas de mindfullnes o respiración consciente pueden ser de gran utilidad”, precisan.
Respecto a las emociones, aseveran que su regulación sólo podrá darse en la medida en que la persona logre poner nombre a eso que sienten, “esto es especialmente relevante con niños y niñas. “Ventilar” las emociones, a través de la comunicación y la contención que puedan darnos los otros, son herramientas que amortiguan el malestar psicológico, recuerda que nuestros estados emocionales pueden ser modificados desde nuestros pensamientos, se retroalimentan mutuamente. Un afrontamiento positivo, puede ayudarte a sentirte mejor”.
Finalmente, las profesionales de Junji aconsejan tomar en cuenta algunas acciones como el integrar a la rutina los factores de protección descritos anteriormente, “busca espacios para distraerte y realizar actividades que no estén vinculadas a la emergencia sanitaria, esto permitirá relajarte y vivir experiencias distintas, mantén una rutina saludable, cuida tu alimentación y hábitos de higiene”.